Ponemos a macerar la carne, de hora y media a dos horas en un bol, con sal y pimienta a gusto, 1/2 botellita de soja líquida y un trocito de jengibre, pelado y rallado. La metemos en la nevera.
Pelamos y cortamos la cebolla en juliana y la ponemos a freír en una sartén con un chorreón de aceite, a fuego suave.
Cuando esté dorada, agregamos la carne, siempre a fuego suave, le damos unas vueltas que se dore un poco y le echamos la bandeja de brotes de soja, lavados. Probamos como está de sal, y si le hace falta, le añadimos un poco más.
Tapamos la sartén y dejamos que se haga suavemente, moviendo de vez en cuando. Los brotes deben quedar crujientes, cuidado que no se nos pasen.